dijous, 4 d’octubre del 2018

LOS LUGARES OSCUROS DEL FORO ROMANO


Las líneas de hoy vienen a acompañar y complementar la última entrada dedicada a las aguas subterráneas del Foro. De hecho, nos pareció que obviar los elementos que comentaremos seguidamente sería una lástima, y que nuestro lector se merecía conocer el resto de los lugares secretos a los turistas habituales.

Conocemos bien la concentración de templos en el Foro republicano de Roma. Estamos familiarizados con los altares “de los altos dioses de arriba” situados frente a sus templos. Sabemos que los juramentos ante Júpiter, patrón de los acuerdos y tratos, se realizaban ante sus ojos, nunca bajo techo, nunca en la oscuridad. Pero no todos los rituales y dioses eran merecedores de la luz del astro rey.

Hoy trataremos algunos cultos ocultos y antiguos enterrados bajo la plaza más digna del mundo antiguo, pero también otros lugares tétricos y horribles, y acabaremos Dii meliora velint, “alabados sean los dioses”, con una curiosidad arqueológica desconocida por muchos.

Niger lapis



Este lugar de malos presagios se sitúa en el centro de la antigua curia republicana (principal lugar de reunión de la más alta política). Este negro empedrado, obra de Lucio Cornelio Sila (138-78 a.C.) se realizó para nivelar de nuevo toda la plaza y no perder de vista este sacro y antiguo lugar. De hecho, existen 7 niveles sucesivos de pavimentación.

Esta pequeña parcela frente al arco de Septimio Severo esconde el borde de un estanque, y un espacio de gradas con un antiguo altar trapezoidal (del s. VI a.C.) que conserva un bloque de piedra excepcional. En dicho bloque encontramos la inscripción romana más antigua de la historia romana. Es una inscripción bustrofédica, o sea, que está grabada de derecha a izquierda y al revés a líneas alternas, seguramente por motivos rituales o de culto. Aunque se trata de un texto fragmentado, parece referirse a una ley inquebrantable incluso para el propio rey. Se supone dedicado al dios Vulcano, por la estrecha relación que unía a los dos personajes. Recordemos que, durante la Diarquía, Rómulo construyó un templo en su honor.


 Es considerado un lugar infausto, maldito a los violadores de lo sagrado; algunas leyendas lo explican asegurando que aquí fue asesinado Rómulo, otros porque aquí yace su cuerpo. En verdad ya ha sido excavado en varias ocasiones, la última en 2017, y nunca se han hallado restos tan nobles.


Prisión Mamertina


Esta mazmorra está situada al oeste de la curia, al otro lado del arco de Septimio Severo. Bajo la actual iglesia de Giuseppe dei Falegnami, pero no se trata de un lugar cualquiera dentro del recorrido de los desfiles triunfales por la Vía sacra. Era un lugar de parada importante antes de emprender la subida al capitolio. Aquí se encerraba a los principales enemigos vencidos de Roma antes de su inminente ejecución.

En su entrada, todavía hoy puede verse una inscripción del siglo I d.C. en travertino, con los nombres de algunos de los moradores más famosos de este lugar. Sin embargo, la prisión es probablemente del s. VI a.C. 

La celda superior, de forma trapezoidal, era seguramente solo una de las muchas que estaban excavadas en el interior de la colina, aprovechando antiguos agujeros de cantera de piedra. Pero quizás se tratase de una cisterna, debido a la planta circular de su segundo nivel.
El nivel inferior, originalmente circular y de 7 metros de diámetro, era accesible solamente por un agujero irregular en su techo. En su centro había un desagüe del que hablaremos al final. Actualmente se accede por una escalera moderna.


En ella sucumbieron numerosos enemigos del Estado como Yugurta, Sejano o Vercingetórix, aquí fueron estrangulados hasta la muerte, según la ley. Para otros era un lugar donde temer la ejecución desde la Roca Tarpeya. Según la tradición bíblica, aquí pararon también los huesos de San Pedro y San Pablo.

El escritor romano Salustio describe la celda hacia el año 40 a.C.:

en la prisión hay un lugar llamado Tullianum, de unos 12 pies de profundidad, totalmente cercado por fuertes muros y una cúpula de piedra. Su aspecto es repugnante y terrible a causa de su abandono, oscuridad y hedor”.

El nombre Tullianum podría derivar del nombre del sexto rey de Roma, Servio Tullio, quien construyó aquí una primera cisterna, pero también podría tener su origen en la palabra tullius. Tullius en su acepción de “manantial”, ya que el agua desaguaba a través de él. Este pequeño pozo mencionado anteriormente, tras superar una puerta metálica, terminaría dirigiéndose a la Cloaca maxima. Las leyendas negras que alimentan estos lugares afirman que por aquí se deshacían de los cuerpos ejecutados, anécdota absolutamente falsa.

También era y es conocida como prisión mamertina, tomando este nombre de la antigua deidad sabina Mamers, divinidad de la guerra, vinculada posteriormente con el dios Marte.

Umbiculus mundo


Al pie del Capitolio, frente a las columnas del templo de Saturno y situado frente a la columna miliaria de bronce dorado (que lamentablemente no se ha conservado) hallamos todavía hoy el centro del mundo, el umbiculus mundo. Este guardaba un templete dedicado a un dios subterráneo, cuya primera piedra fue instaurada por Rómulo; la primera piedra de Roma.

Desde el siglo I d.C. Plutarco nos narra que Rómulo consultó a los sabios etruscos. Estos dieron las pautas del ritual, que consistía en introducir en la fosa las primicias de todo lo útil y necesario según la naturaleza, más un puñado de la tierra de origen de todos los presentes. Así, más tarde, se justificaba su poder sobre todo el territorio, pero en un primer momento se determinaba cual era el centro de la ciudad, para establecer también su perímetro.

Galerias gladiatorias


Si abandonamos la Vía Sacra hacia el oeste, caminamos frente al templo de Saturno, cuyos oscuros y secretos almacenes guardaban la riqueza que la capital entregaba a sus dioses. Cerca, la columna de Focas, entre la rostra y el Lacus Curtius todavía podemos ver unos agujeros, pozos en el pavimento. Los estudiosos los han estudiado e identificado como un sistema de túneles bajo el Foro, usado durante los combates de gladiadores. Estas galerías fueron clausuradas en tiempos de Augusto, cuando se construyó el anfiteatro de Estatilio Tauro en el Campo de Marte. Por ellos corrían los tramoyistas, se mantenía a las fieras, se guardaban las escenografías y armas; mientras que por los ascensores subían y bajaban todos los elementos para mantener vivo el espectáculo. Un claro precedente de lo que sería más tarde el mundo subterráneo del Anfiteatro Flavio.




BIBLIOGRAFIA


 



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