El famoso autor
del Asno de Oro nos dejó una única muestra de discurso legal, la Apología o De
magia pro se liber (Apología o Discurso sobre la
magia en defensa propia). El destino llevó a Apuleto a Oea (actual Trípoli),
donde se casó con una anciana y muy adinerada viuda de la localidad. Fue
acusado entonces de usar la magia para conseguir los favores (y riquezas) de la
viuda Pudentila; acusaciones provenientes de la
familia de ésta. En su defensa declamó y publicó un agudo discurso, la Apología
pro se liber, ante el procónsul de África Claudio Máximo y los
magistrados de Sabratha, en la Tripolitania.
Triunfante en su discurso, se fue a vivir con Pudentila a una villa de ella en
las afueras de Oea. La viuda poseía en el momento unos 4 millones de sestercios
y ya había otorgado a sus hijos vastos campos fértiles, 400 esclavos, enormes
viviendas, y mucho vino, trigo y aceitunas.
En el fondo, la
acusación se basaba en el profundo interés que mostraba Apuleyo por los secretos
de la naturaleza y lo inexplicable; era un Iker Jiménez de su época, lo cual se
puede apreciar en su discurso y defensa cuando habla de los posibles elementos
para formular un conjuro y, de hecho, muchos relatos de este tipo son narrados
en el Asno de Oro. Como bien sabemos, en aquella época el estudio de la
naturaleza va parejo al de la filosofía, y no debe extrañarnos hallar un texto
como El Demonio de Sócrates entre las
obras de Apuleyo. En él y a través de la figura ya antigua y clásica del daemon, se intenta comprender la
naturaleza del mundo físico, el alma, las leyes de la naturaleza e incluso dar
explicación real a la magia. Es un texto corto y sencillo que pretendemos
presentar y resumir mediante sus propias líneas, escogiendo algunos fragmentos.
Esta entrada en el blog pretende complementar otras entradas que se han
centrado en el mundo de lo sobrenatural y la magia en la antigüedad clásica.
“Existen divinidades intermedias que
habitan entre las alturas del cielo y el elemento terrestre, en este medio que
ocupa el aire, divinidades que transmiten a los dioses nuestros deseos y los
méritos de nuestras acciones. Los griegos las llaman demonios.”
“Son las divinidades mediadoras entre los
hombres y los dioses, que inspiran los presagios de los augures, los
sacrificios toscanos, los versos de las Sibilas, y que indican los lugares
donde ha de herir el rayo.”
“Los tejidos de su cuerpo son brillantes y
separados, de suerte que su esplendor deslumbra nuestros ojos y engaña las
miradas.” (Por eso pueden hacerse
visibles sólo a una persona en medio de una multitud).
“Se
les puede definir así: los demonios son seres animados, razonables y sensibles,
cuyo cuerpo es aéreo y la vida eterna. De estos cinco atributos les son comunes
con los hombres los tres primeros, el cuarto les es propio, y el último lo
comparten con los dioses inmortales, de quienes sólo difieren por la
sensibilidad.”
“Algunos de estos demonios aman las
ceremonias que se celebran de noche, otros los que se verifican de día; unos
prefieren el culto público, otros el privado; unos exigen la alegría, otros que
la tristeza presida los sacrificios y solemnidades que se les consagran. Por ello
los dioses de Egipto son honrados casi siempre con sollozos; los de Grecia con
bailes; los de los bárbaros, con el ruido de címbalos, tambores y flautas.”
“Porque en determinada acepción, el alma
humana, aún encerrada en el cuerpo, es llamada demonio.”
En esta misma obra
encontramos recogidas las palabras de Platón:
“Suele haber junto a mí algo divino y demoníaco. Está conmigo desde niño,
toma forma de voz y, cuando se manifiesta, siempre me disuade de lo que voy a
hacer, nunca me incita”.
“En nuestro lenguaje puede llamarse a este demonio genio.”
“En otro sentido llámese también demonio al alma humana, que después de
haber pagado su tributo a la vida, se separa del cuerpo. En la antigua lengua
de los Latinos encuentro que se la llama
Lémure. Entre estos LÉMURES los había divinidades pacíficas y bienhechoras de
la familia, que eran encargadas del cuidado de la posteridad y toman el nombre
de LARES DOMÉSTICOS. Otros, por el contrario, privados de una estancia feliz, expían
los crímenes de su vida en una especie de destierro, y siendo espanto de los
buenos y plaga de los malvados, yerran al azar. Se les designa generalmente con
el nombre de LARVAS”.
“Pero cuando no se está seguro de la suerte de uno u otro, ni de si un
genio es lar o larva, se le llama dios Mane. Este título de dios es sólo una
señal de respeto.” (Éstos serían
los demonios de origen humano).
Entendemos generalmente por lémures a los fantasmas
de los muertos que pueden ser dañinos para los vivos. Las larvas vendrían a ser
las almas de los injustos y malos, representados como ancianos de rostro
severo, barba larga, pelo corto y con un búho en la mano. Los manes son, en general,
las almas de muertos a quienes se ofrece vino, miel, leche, flores. En su favor
se celebran las Parentalia (18-21
febrero), y podemos también comprenderlos como genios populares. Los Lares,
según Apuleyo, son los espíritus de antepasados que habían vivido rectamente y,
por último, los penates son apenas una abstracción, que entendemos como
protectores del penus o almacén de
avituallamiento de la casa.
“Hay otra especie de demonios no menos numerosos, superiores en poder, de
naturaleza más augusta y elevada, que jamás estuvieron sometidos a los lazos y
a las cadenas del cuerpo… en este número están el Sueño y el Amor, que ejercen
opuesta influencia: el Amor hace velar, y el Sueño dormir.” (Hipno es la personificación del sueño, apenas una abstracción,
prácticamente sin mitología).
BIBLIOGRAFÍA
APULEYO, LUCIO.
El Asno de Oro o Las Metamorfosis; Las
Floridas, El Demonio de Sócrates.
Editorial Iberia. 1984.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada