La efemérides que conmemoramos hoy es de las más célebres del mundo antiguo, la
catástrofe natural que nos legó una de las joyas de la arqueología. Las cenizas
del Vesubio enterraron y preservaron durante siglos muchos yacimientos de su
zona, siendo siempre el más famoso, la ciudad perdida de Pompeya. Una cápsula
del tiempo que nos ha proporcionado inmensa información sobre la vida de los
antiguos romanos. Pero antes del hallazgo arqueológico contábamos con
documentación escrita, fuentes de primer orden. Las cartas de Cayo Plinio
Cecilio Segundo, Plinio El Joven, abogado, escritor y científico de la antigua
Roma.
Gayo
Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo, fue escritor, naturalista y
militar. En su juventud y bajo la influencia de Séneca, llegó a ser un
estudiante apasionado de la filosofía y la retórica y comenzó a ejercer la
profesión de abogado. Tras una exitosa vida militar el emperador Vespasiano le
consultaba a menudo y le nombró prefecto de la flota romana en Miseno. Hombre
curioso y observador, fue autor de tratados de caballería, una historia de Roma
y varias crónicas históricas hoy perdidas. Es su obra más famosa y destacable
la monumental pero inconclusa Historia Natural. Fue precisamente su ansia de
saber, su curiosidad y su pasión por registrar para la historia los eventos
excepcionales, lo que le llevó a los brazos de la muerte por una insuficiencia
respiratoria en las playas de Miseno tras intentar auxiliar a las víctimas del
Vesubio de la fecha que hoy nos ocupa.
Cornelio
Tácito fue historiador, senador, cónsul y gobernador. Pero en realidad sabemos
poco sobre su vida. Otra carta de Plinio El Joven (7.20) destaca la amistad
excepcional que los une y el paralelismo de sus actividades. A la vez informa
de cómo él, Plinio, era un jovenzuelo cuando ya Tácito disfrutaba de renombre.
Una anécdota que narra Plinio (Cartas, 9.23) hace pensar que sus orígenes no
eran itálicos, sino provinciales. Tácito se dedicó a la historia en su madurez
después de una prospera vida política, cuando tras la muerte de Domiciano se
sintió libre para expresar sus ideas. Las Historias y Los Anales son sus obras
históricas más destacables, fundamentales para el estudio de la historia de
Roma. Desgraciadamente el relato de Tácito respecto al desastre del año 79 se
ha perdido.
La
antigua ciudad de Pompeya fue construida en la Campania, en una planicie muy
fértil que proporcionaba 3 y 4 cosechas al año (espelta, trigo, mijo, frutas
hortalizas). Famosos eran también los vinos de Falermo, aunque el vino de
Nápoles no destacaba por su calidad. En época imperial la ciudad se transformó
en un importante punto de paso de mercancías que llegaban por vía marítima y
que eran enviadas hacia Roma o hacia el sur de Italia siguiendo la cercana Vía
Apia. Tuvo fama de ser una de las ciudades más lujosas de Italia y llegó a
contar con 66 hectáreas de extensión, de las que se han excavado 1/3 parte.
Terremoto
del 63 d.C. fue fuerte y con muchas réplicas. Estudios comparativos aseguran
que no fue el único, que durante los meses anteriores a la erupción los
movimientos de tierra debieron ser severos. En el año 63 Fueron muchos y bien
documentados los daños de diversa consideración y no todos fueron resueltos
antes de la fatídica erupción de año 79. Uno de los factores que retrasaría las
reconstrucciones era que Pompeya no contaba con suficientes materiales, ni mano
de obra para afrontar todos los destrozos.
Actualmente
el Vesubio es un volcán durmiente, como los volcanes-lago de Nemi o el Lago
Albano. A diferencia del Stromboli y el Etna que siguen activos. Los dos conos
de su perfil actual pudieron aparecer en el 79.
Séneca
i Plinio El Viejo se interesan por los volcanes, pero no identifican al Vesubio
como tal porque en el 79 el Vesubio llevaba 700 años sin erupcionar. Estrabón
(Geógrafo griego del s. I a.C.) ya se hizo eco de lo podía ser en realidad
aquella montaña:
[...] el monte Vesubio está colonizado en
derredor por tierras de cultivo muy hermosas, salvo en su cima, plana casi toda
e improductiva; por su aspecto parece ceniza y muestra unas grietas que se
abren como poros en la superficie, como si las hubiera consumido el fuego.
[...] Se podría conjeturar que, en otro tiempo este territorio fue pasto de las
llamas, que albergaba cráteres de fuego y que el fuego acabó por extinguirse
por falta de madera. Quizás esta sea la causa de la fertilidad de su entorno,
como en el caso de Catania, donde la parte recubierta de ceniza procedente de
las ascuas arrojadas por el fuego del Etna ha producido una tierra muy
favorable para la vid.
Estrabón,
Geografía v.4.8
La
temible y fascinante erupción empezó entre las 23 i 24 horas del 23 de agosto con una pequeña explosión de
gas, la lluvia de ceniza se inicia al este del volcán. A media noche se alza
una columna de gases y piedra pómez de
15-30 Km de alto, desarrollando la “forma de pino” que describe Plinio. La
oscuridad se ciernes sobre las ciudades cercanas al Vesubio.
La próxima entrada del blog estará dedicada a los indicios arqueológicos que podrían cambiar la fecha tradicional de la erupción, al 24 de octubre del mismo año
La historiografía tradicional y los estudios arqueológicos nos indican que a las 4 y las 6 de la mañana del día 24, los materiales de la columna eruptiva
empiezan a caer incluso en Estabia caen 15 cm de ceniza a la hora. Los tejados
de Pompeya empiezan a ceder bajo el peso, las calles son intransitables. La
lluvia volcánica es pobre en Herculano, pero los terremotos son más terribles.
Desde
las 6 de la madrugada la columna de gases y piedra pómez, ya saturada, es
incapaz de sostenerse, causando una serie de corrientes por oleadas, de
materiales y gases incandescentes que se desplazan a increíbles velocidades que
barren el sur y el este del volcán.
La
primera oleada entierra Herculano bajo 3 m de ceniza. Antes de las 7 la segunda
oleada deposita sobre la misma ciudad 1,5 m más. Casi inmediatamente la tercera
alcanza la Puerta Herculana de Pompeya. Entre las 7:30 y las 8 se suceden tres
oleadas más. La cuarta alcanza temperaturas de 400 grados barriendo el interior
de Pompeya, la quinta y sexta cubren la ciudad bajo 60 cm en el sur y 1,80 m al
norte. La sexta y última llega hasta Miseno. Pompeya desapareció prácticamente
en su totalidad cambiando absolutamente todo el paisaje. Recordemos que la
costa actual dista más de un kilómetro del puerto del siglo I.
Tras la erupción el Emperador Tito se desplazó
a Campania para organizar las labores de ayuda. Las propiedades de los que
murieron sin testamento fueron donadas a un fondo de ayuda. Los supervivientes
huyeron a Nápoles, Sorrento y Capua donde recibieron privilegios como
compensación. Uno de los distritos e Nápoles pasó a llamarse Regio
Herculanensis.
Una comisión
senatorial desestimó la posibilidad de reconstruir la ciudad de Pompeya y dio
por perdida Herculano bajo 23 metros de ceniza. La economía de la zona tardó
años en recuperarse, sobretodo la vinícola. El recuento arqueológico actual
sitúa 26 de 39 villas romanas bajo las cenizas de esta erupción.
LAS
OTRAS ERUPCIONES:
203. Se
escuchó a más de 30 km
472.
Erupción pliniana, no tan grande como la del año 79. La tradición dice que la
ceniza llegó a toda Europa
512.
Erupción pliniana, menor pero grave, ya que Teodirico el Godo eximió a los
habitantes del Vesubio el pago de impuestos.
787,
968, 991, 1007, 1036.
1139.
Se inicia un periodo de tranquilidad que permitió la recuperación agraria.
1631.
Una serie terremotos concluyeron con una gran erupción pliniana. 30 cm de
ceniza cayeron sobre Nápoles y una roca de 24 toneladas cayó a 5 km de la
montaña (murieron 3.000 personas).
1631-1944.
Se contabilizaron un total de 21 erupciones
1944 la
flota aliada evacuó 5.000 personas y los bulldozers tuvieron que despejar las
carreteras. En este año es clasificado como volcán durmiente. Si estallase de
nuevo afectaría ahora mismo a 3 millones de personas.
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